En primer lugar, hay que decir que un match es una partida de ajedrez entre dos rivales. Un enfrentamiento suele constar de muchos de ellos, por lo que es preciso diferenciarlos. Aquí vamos a hablar de matchs, de partidas concretas independientemente del resultado del enfrentamiento.

7. Tal vs Smyslov, Torneo de Candidatos al título del mundo celebrado en Yugoslavia, 1959, partida nº 5.

Esta partida se jugó dentro del Torneo de Candidatos, de cuyo ganador sale el rival que competirá por el título mundial defendido por su ganador anterior.

Mikhail Tal, también conocido como el mago de Riga, sacrificó un alfil sin compensación aparente para romper la defensa Caro-Kahn del brillante jugador ruso. Este juego ganó el premio al match más brillante de todo el torneo.


6. Morphy vs Duque de Brunswick y el Conde de Isouard, Ópera de París, 1858, partida única. 

Paul Morphy fue un extraordinario jugador de ajedrez del S. XIX, uno de los últimos románticos que tanto se asocian a este deporte. Esta partida es muy curiosa por que se jugó en un palco privado durante una la celebración de una ópera en París.

El duque de Brunswick y el conde Isouard eran muy aficionados al ajedrez, e invitaron al joven americano a echar una partida durante un entreacto en la ópera. Allí ocurrió una de las cosas más extraordiarias en la extensa historia de las 64 casillas.

Morphy abrió con e4 y los aristócratas contestaron con la popular defensa frances o Philidor. El joven ajedrecista sacrificó varias piezas para mantener al rey negro en el centro y, con un último y espectacular sacrificio de dama, consiguió un mate con sólo una torre y un alfil, mientras que su oponente tenía la dama, una torre, un alfil y un caballo. Una partida que pasaría a la historia.


5. Spassky vs Fischer, Campeonato del mundo jugado en Reykjavik, 1972, partida nº 5.

El enfrentamiento Fischer-Spassky es uno de los mejores de la historia, y no sólo por la calidad encima del tablero sino por las circunstancias histórico políticas que lo rodeaban. Tras 40 años de hegemonía soviética, por fin aparecía un gran jugador fuera de la URSS. Y, en plena guerra fría con los dos bloques compitiendo en absolutamente cualquier campo, esto era una confrontación en toda regla del capitalismo contra el comunismo. Fischer tuvo que soportar una presión enorme.

Tras una partida muy igualada, se llegó a un final aparentemente en aburrido y abocado a las tablas. Pero Fischer vio un agujero y sacrificó un alfil para obtener una posición muy superior. Tras el movimiento del citado alfil el ruso Boris Spassky se vio obligado a abandonar.

Esta partida supuso un punto de inflexión para el contendiente americano, ya que consiguió igualar el enfrentamiento tras un inicio dudoso. A partir de ahí Fischer se mostró mucho más sólido y se proclamó campeón del mundo.

4.  Capablanca vs Alekhine, Campeonato del mundo jugado en Buenos Aires, 1927, partida nº 27.

Este fue uno de los campeonatos del mundo con más nivel. En él se enfrentaban José Raúl Capablanca, playboy y aristócrata cubano, y Alexander Alekhine, concienzudo y meticuloso científico ruso. Capablanca tenía un don, sin entrenar demasiado y llevando una vida despreocupada y alegre jugaba un ajedrez increíble y posicional, haciéndolo fácil y mejorando poco a poco su posición. El estilo de su contricante, por el contrario, era enrevesado y táctico, creando combinaciones imposibles y sacrificios espectaculares.

Hay que decir que, hasta ese momento, la superioridad de Capablanca en el ajedrez mundial era aplastante. Ganaba todos los torneos en los que participaba sin apenas despeinarse. Pero en esta partida Alekhine aprendió a jugar sin complicaciones, adoptando el estilo del cubano. Una pequeña ventaja posicional que poco a poco fue incrementando hizo que, al final, Capa cometiera un error por la presión a la que se vio sometido y fue forzado a rendirse. Un campeonato del mundo que gano el ruso finalizando la hegemonía del genial dandy caribeño.


3. Kasparov vs Topalov, Torneo de Hoogovens celebrado en Wijk aan Zee en 1999, partida nº 9.

Esta partida está considerada como la mejor de todos los tiempos en el tema del ataque. El mejor jugador de la historia, el armenio Garry Kasparov, demuestra aquí por que está considerado como tal. Su oponente, el búlgaro Topalov, colaboró mucho para que esta partida fuera tan brillante.

En esta partida Kasparov estaba en su máximo nivel, y se le conoce como la inmortal de Kasparov. Con un furibundo ataque desde el principio, Kasparov realiza un sacrificio de torre y su ataque se vuelve imparable. Como si de un combate de boxeo se tratara, cada movimiento es un golpe a un rival que, aunque se defiende magníficamente, nada puede hacer ante el embate furioso de un caballo que apunta a su rey y un dama que realiza una mágica danza por todo el tablero.

Una partida que ganó el premio a la más brillante del torneo y que culmina la carrera de Kasparov, jugador que está considerado por la mayoría como el mejor de la historia por su estilo de ataque imaginativo y su inagotable repertorio de aperturas y sacrificios.


2. Byrne vs Fischer, Torneo Memorial Rosenwald jugado en New York en 1956, partida nº 4.

Bobby Fischer contaba 13 años de edad cuando firmó lo que se daría en llamar la partida del siglo y que, por supuesto, ganó el premio a la partida más brillante del torneo. En ella se enfrentaba al GM americano de más nivel, David Byrne, con las piezas negras. Byrne descuidó su desarrollo para atacar las piezas negras que, mágicamente, parecían ofrecer sacrificios de piezas. Este descuido del material era sólo aparente y el adolescente remató con un cambio de dama que le proporcionó mucha ventaja en material sumada a su ventaja posicional. Byrne vio como uno de los mayores genios de la historia del ajedrez le pasaba por encima con sólo trece primaveras.


1. Karpov vs Kasparov, Campeonato del mundo celebrado en Moscú en 1984-1985, partida nº 16.

En el marco del mejor enfrentamiento por el título mundial se jugó una obra maestra con negras. Como en el caso del Spassky-Fischer, el Karpov-Kasparov suscitó un interés mundial, ya que se vio como una confrontación de las posturas políticas en la unión soviética. Karpov representaba a la vieja guardia, a la facción más dura del gobierno y del partido. En cambio, Kasparov procedía de Armenía, lugar un tanto remoto para el gobierno de Moscú, y abogaba por una renovación o perestroika. Eran dos formas de ver el mundo, con sus detractores y seguidores, en un duelo a muerte.

En la partida 16 se firmó la mejor partida jamás jugada con negras, lo que le valió una victoria al joven aspirante al título Garry Kasparov. Utilizando el estilo posicional de Karpov, logra colocar un caballo en el corazón de la posición de las blancas que paraliza todo su ataque, destinando sus piezas a labores defensivas. Poco a poco va estrangulando la posición de su odiado rival y Kasparov sólo pierde este magnífico caballo cuando las blancas ofrecen su reina a cambio. Una obra maestra en toda la expresión del término.