7 - PARÁLISIS CEREBRAL
El agua, a una temperatura media de veintiocho grados relaja los músculos y el sistema nervioso, quitando tensiones y cediendo a la relajación. Puede ser muy útil para aliviar los síntomas de las personas con parálisis cerebral.
6 - FORTALECIMIENTO DE TODO EL CUERPO
Con la natación movemos una gran cantidad de músculos y practicamente todas las articulaciones, lo que provoca que éstas se estiren, aumentando su flexibilidad a la vez que fortalecemos los músculos y fomentamos el crecimiento del diámetro de nuestros huesos.
5 - RESPIRACIÓN
Como mencionamos en el artículo anterior, la natación fortalece los músculos, no sólo los "externos" sino también los internos, como los encargados de vaciar y llenar nuestros pulmones. Como sucede con los deportistas de élite -que tienen unas pulsaciones más bajas que la media-, si practicamos natación con asiduidad, conseguiremos gastar menos energía al tomar oxígeno, consiguiendo respirar de una manera más eficiente.
4 - COLESTEROL
Al ser el ejercicio aeróbico por excelencia, y el único en el que movemos casi la totalidad de nuestra musculatura, potenciamos la reducción de grasa, y con ella los niveles de colesterol en sangre.
3 - GLÓBULOS ROJOS Y OXIGENACIÓN
En muchos estilos de natación, necesitamos mantener la respiración durante unos segundos, sin cesar la actividad del nado. Esto provoca una reacción en nuestro cuerpo que aumenta la densidad y número de glóbulos rojos en sangre, que son los encargados de transportar oxígeno, lo que nos permite ir cogiendo fondo -resistencia- fortaleciendo nuestra salud.
2 - FORTALECIMIENTO CARDIOVASCULAR
La única forma de potenciar el desarrollo y fortalecimiento de nuestro corazón es mediante el ejercicio aeróbico. Practicando este deporte lograremos un corazón más sano y fuerte, capaz de enviar más sangre a nuestro cuerpo, con un solo latido.
1 - AUMENTO DEL GROSOR ARTERIAL
Si conseguimos un corazón más fuerte y capaz de enviar más sangre con cada latido, nuestro cuerpo, que es muy sabio, se adapta a ello, aumentando el grosor de nuestras arterias -que al fin y al cabo, son las encargadas de transportar la sangre-. Al aumentar su grosor, disminuye la posibilidad de sufrir infartos.
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